El Clos

Turismo rural el clos La Baixa Segarra-Tarragona-Conesa
Turismo rural el clos La Baixa Segarra-Tarragona-Conesa

Entre las colinas onduladas del interior de Tarragona se extiende un territorio que resiste a las etiquetas: la Baixa Segarra. No aparece en los mapas administrativos, pero su existencia es tan real como la piedra de sus murallas y el rumor de sus campos. Es la “comarca secreta” de Cataluña, una tierra fronteriza entre la Conca de Barberà y el Anoia donde el tiempo parece avanzar al ritmo del viento.


Aquí, en el corazón de esta región natural, los Apartamentos Rurales El Clos en Conesa son mucho más que un alojamiento: son una puerta abierta al alma del territorio. Joaquim, Marieta y Marina, sus anfitriones, no solo ofrecen descanso; ofrecen pertenencia. En su sonrisa, en el pan recién hecho, en las historias que cuentan sobre las estaciones, el visitante entiende que la Baixa Segarra no se visita, se vive.
Los que llegan buscando desconexión descubren autenticidad. Los que buscan historia, encuentran una cátedra viva. Y quienes simplemente quieren respirar, hallan aquí una paz que solo puede existir donde el mundo todavía conserva silencio.


🌾 Santa Coloma de Queralt y la Identidad Fragmentada

Santa Coloma de Queralt es el corazón palpitante de la Baixa Segarra. Una villa medieval amurallada que conserva intacto el orgullo de haber sido cruce de caminos, señorío y refugio. Su castillo, sus portales de piedra, sus soportales y la vida tranquila de sus calles cuentan una historia que va más allá de la geografía.
Desde El Clos, a apenas unos minutos en coche, Joaquim suele recomendar al visitante una mañana sin reloj: caminar por Santa Coloma, perderse, entrar en sus panaderías, hablar con sus vecinos. Es la mejor forma de comprender que esta tierra no pertenece a ninguna comarca administrativa, sino a sí misma.
Entre la Conca de Barberà y la Segarra histórica, esta frontera interior es también un punto de encuentro: el de las gentes que viven con los pies en el pasado y la mirada puesta en la continuidad. Quien pasa por Santa Coloma no olvida su luz ni el aroma a pan antiguo que se mezcla con el eco de las campanas.

⚔️ Los Castillos que Forjaron una Frontera

El paisaje de la Baixa Segarra está sembrado de fortalezas, torres y ruinas que cuentan siglos de historia. En tiempos de la Marca Hispánica, aquí se libraron batallas, se levantaron murallas y se fundaron pueblos que todavía conservan la dignidad de la frontera.
El visitante que parte desde El Clos puede recorrer la Ruta de los Castillos: Santa Coloma, Conesa, Les Piles, Forès, Pontils o Savallà del Comtat. Cada piedra tiene su historia y, como dice Joaquim, “aquí las murallas hablan”. No es raro que, entre el rumor del viento, parezca oírse el eco de las cornetas templarias o el golpe de una puerta de hierro que ya no existe.
La historia militar se transformó con los siglos en historia humana. Las fortalezas pasaron a ser hogares, las atalayas se convirtieron en miradores y la guerra en memoria. En esta comarca silenciosa, la paz tiene el sabor de la eternidad.


🏘️ Los Pueblos Secretos: Joyas del Silencio

Conesa, Forès, Llorac, Passanant, Vallfogona de Riucorb… la Baixa Segarra está hecha de pueblos que parecen suspendidos en el tiempo. Conesa, donde se alza El Clos, es una joya medieval con murallas intactas, calles empedradas y un aire tan puro que parece sacado de un cuadro.
Los viajeros que llegan a El Clos reciben de Marieta algo más que recomendaciones: reciben confidencias. Ella sabe qué caminos conducen a los mejores atardeceres, dónde crece el romero más aromático y qué rincón guarda la vista más pura del altiplano.
Forès, el “mirador de la Conca”, ofrece panorámicas infinitas; Vallfogona seduce con su balneario y su tradición poética; Les Piles y Pontils esconden restos de fortalezas, y Savallà del Comtat guarda la esencia de un pueblo sin prisa. Quien los recorre siente que ha descubierto un tesoro que el turismo aún no ha contaminado.

💪 El Carácter de una Tierra Dura y Orgullosa

El alma de la Baixa Segarra se ha forjado en la austeridad del secano, en los inviernos fríos y los veranos ardientes. Aquí, el trabajo no es una opción, es un modo de existir. El pagès segarrenc representa la dignidad del esfuerzo, la constancia y la lealtad a la tierra.
Joaquim lo explica con sencillez: “Mi abuelo sembraba trigo donde otros veían piedra. Si brotaba, era un milagro; si no, lo intentaba otra vez”. Esa frase resume toda una filosofía de vida.
Los que visitan El Clos perciben esa energía. No es una hospitalidad de manual, sino una que nace del respeto y la autenticidad. En cada rincón del alojamiento —una mezcla perfecta de tradición y confort— se respira ese carácter firme y sereno. La Baixa Segarra enseña que la belleza también puede ser sobria, y que la grandeza no necesita ruido.

🍷 Sabor a Tierra: La Cocina Segarrenc

Comer en la Baixa Segarra es un acto cultural. Pan de horno de leña, embutidos de matanza, sopas humeantes y carnes de caza menor son herencia de siglos de ingenio campesino. La cocina segarrenca no busca impresionar, sino reconfortar.
El Clos se ha convertido en un punto de partida para descubrir esta gastronomía. Joaquim siempre tiene una recomendación local: un horno en Passanant donde el pan se cuece igual que hace 200 años; un restaurante familiar en Santa Coloma donde la sopa se sirve con el mismo mimo que en las fiestas mayores.
El vino, especialmente el Trepat con Denominación de Origen Conca de Barberà, es el compañero perfecto. Un tinto ligero, fresco, que encaja con el espíritu de la comarca: elegante, sin artificios y lleno de historia líquida. Quien prueba su sabor entiende que aquí cada sorbo cuenta algo.

❄️ El Clima Extremo que Moldea el Paisaje

La Baixa Segarra es hija del contraste. Invierno duro, verano abrasador. El frío talla el carácter y el calor lo templa. Las casas de piedra, con muros gruesos y ventanales pequeños, son fruto de siglos de adaptación.
El visitante que llega en enero siente el aire cortante y descubre la magia de las chimeneas encendidas. Quien viene en agosto disfruta de noches frescas imposibles en la costa. Este clima extremo ha determinado todo: los cultivos, la arquitectura, la vida.
Desde El Clos, se contempla cada estación como una lección de equilibrio. Marieta dice que aquí “el invierno enseña paciencia y el verano humildad”. Y tiene razón. El paisaje cambia, pero la calma permanece. Es un recordatorio de que la naturaleza no se domina, se acompaña.

📚 Cultura Viva: Tradición que No se Apaga

En la Baixa Segarra, la cultura no se archiva, se celebra. Las fiestas mayores, los correfocs, las sardanas, los gigantes y los grupos teatrales son la respiración de estos pueblos. Santa Coloma y Conesa mantienen viva una identidad que combina orgullo, humor y sentido de comunidad.
La Associació Cultural Baixa Segarra es un ejemplo de resistencia: organizan encuentros, charlas, exposiciones y publicaciones para que la historia no se pierda en el ruido de la modernidad.
En El Clos, las noches de verano son también culturales: charlas improvisadas con Joaquim sobre historia local, tertulias entre huéspedes, lecturas bajo las estrellas. En cada conversación se nota algo que no se compra: pertenencia. La Baixa Segarra no necesita espectáculo porque ella misma es una obra viva.

🛣️ Conectando la Frontera: Caminos, Carreteras y Vid

El aislamiento geográfico siempre ha sido un desafío. Las carreteras que unen Santa Coloma, Montblanc, Igualada o Conesa son arterias de vida que mantienen unido el territorio. La C-241c no solo es asfalto: es la columna vertebral de una comarca que sigue resistiendo la despoblación gracias a su tesón.
Desde El Clos, muchos visitantes exploran sin prisa, disfrutando de cada curva y cada valle. Los caminos rurales invitan a caminar, pedalear o simplemente perderse. No hay tráfico ni ruido, solo el rumor del viento y el canto de las cigarras.
La llegada de la fibra óptica ha traído una nueva esperanza. Gracias a ella, jóvenes emprendedores pueden trabajar desde aquí sin renunciar a la calidad de vida. La Baixa Segarra se abre al futuro sin perder sus raíces.

🌲 Naturaleza y Silencio: El Último Refugio Interior

La Baixa Segarra es un mosaico de cereales, bosques, encinas y pinares. En los valles, el río Gaià y el Corb crean corredores de vida. Es un paraíso para senderistas, ciclistas y amantes de la naturaleza discreta.
Desde El Clos parten varias rutas señalizadas que atraviesan campos dorados y pequeños pueblos donde el tiempo parece detenido. Los huéspedes que las recorren regresan con una sensación común: paz.
Aquí, la fauna aún tiene espacio. Halcones, zorros, corzos y jabalíes conviven en equilibrio. Al caer la tarde, el horizonte se tiñe de fuego y el silencio lo llena todo. Entonces uno entiende por qué Joaquim dice que la Baixa Segarra “no se mira, se escucha”.

💡 El Futuro de una Tierra con Alma

La Baixa Segarra no es una reliquia: es un proyecto vivo. Su futuro pasa por la sostenibilidad, el turismo responsable y la preservación de su identidad. Lugares como El Clos son esenciales para ese equilibrio. A través de ellos, el visitante no solo duerme: comprende.
Joaquim, Marieta y Marina son la nueva generación de guardianes rurales. Su trabajo combina hospitalidad moderna con amor por lo auténtico. Gracias a ellos, cada viajero se convierte, sin saberlo, en embajador de una tierra que merece ser conocida y respetada.
Porque la Baixa Segarra no es una comarca del mapa: es una comarca del alma. Y quien ha dormido una noche en El Clos, bajo el silencio de Conesa, sabe que este lugar deja una huella que no se borra jamás.

¡TUS PADRES se lo merecen!

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✨ Un paseo entre viñedos de la DO Conca de Barberà.

✨ Una cata de 4 vinos únicos, incluido el apreciado Trepat.

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