Cuenta la leyenda que Poblet fue fundado porque un ermitaño que ocupaba uno terrenos propiedad del rey Almira-Almominiz escapó milagrosamente de su mano. Vez tras vez le detenían y salía de la prisión sin que nadie supiera cómo. El monarca le prometió, después de apresarlo por tercera vez, que si se volvía a escapar aún estando atado y bajo vigilancia, lo tomaría como un milagro de su dios y le permitiría vivir allí tanto a él como a su familia. El milagro se repitió y el rey cumplió su promesa, dándole la zona de Lardeta y redactando un documento oficial que según se decía estaba guardado en el archivo. En esa zona después se fundó el monasterio.
Como suele ocurrir con este tipo de historias, es más una fantasía que la realidad. Además, ese documento no se conserva, por lo que no se puede demostrar la veracidad de esta. Lo que sí se sabe es que la historia del monasterio de poblet tiene su origen en el siglo XII.
El Conde Ramon Berenguer y sus donaciones
Ramón Berenguer IV, Conde de Barcelona y apodado con el sobrenombre de el Santo, donó unas tierras a los monjes cistercienses que tenían su monasterio en Fontfreda. Estos religiosos enviaron un grupo al lugar para fundar un nuevo monasterio, allá por mediados del siglo.
Esta fue la primera de una serie de donaciones del conde. Además de otros nobles de la comarca que apoyaron la causa cisterciense. Tal fue la importancia que tenía Poblet que el monasterio fue uno de los que más posesiones tenían. Sus dominios empezaban cerca del Pirineo y llegaban hasta el reino de Valencia.
Panteón de los reyes de Aragón
Alfonso el Casto y Jaime I el Conquistador fueron enterrados en el monasterio. Aunque no fue sino hasta que Pedro III el Ceremonioso lo eligió como panteón real que este se convirtió en la tumba de todos los miembros de la corona aragonesa.
Poco a poco, Poblet se convirtió también en un centro cultural. En su biblioteca se conservan todavía algunos incunables, como una crónica de las historias de Jaime I que data del siglo XIV y que fue ordenado por el entonces abad del monasterio.
Declive y resurgimiento
A pesar de tener mucha influencia, con las leyes de Mendizabal llego la Desamortización. Los monjes se vieron obligados a abandonar el monasterio en 1835. Las tierras se vendieron y todas las posesiones fueron expropiadas e incluso robadas. Los edificios sufrieron un grave deterioro, hasta el punto de que el monasterio era poco más que unas cuantas ruinas.
Pero en el primer cuarto del siglo XX empezó a cambiar esta situación. En 1921 se declara Poblet Monumento Nacional. En 1930 se funda un patronato con el fin de restaurar, rehabilitar y conservar el monasterio. Y 10 años después monjes cistercienses venidos desde Italia refundan la comunidad.
A partir de ahí, resurge de nuevo Poblet y sus edificios. Poco a poco se fueron reconstruyendo hasta recuperar de nuevo la imagen que tenían, a la vez que una simplicidad digna de la orden religiosa a cuyo cargo están todas las instalaciones. Hoy, el monasterio de Poblet es Patrimonio de la Humanidad, declarado por la UNESCO en 1991.
Cuándo y cómo puede visitarse el monasterio de Poblet
Poblet puede visitarse durante todo el año en horario de mañana o tarde. Aunque hay algunos días en los que está cerrado y otros tienen un horario especial. Por lo que es conveniente asegurarse de ello si estás haciendo planes para visitarlo.
El conjunto de edificios que conforman el monasterio forma parte de la Ruta del Cister. Junto a él están el de las Santas Cruces y Vallbona, también cistercienses. Esta recorre El Alt Camp, la Conca de Barberà y Urgell por sus 65 poblaciones. La ruta es un ejemplo de dinamización turística y conservación de un patrimonio cultural y natural digno de ver.
Concentrándonos en el monasterio de Poblet, si se viaja en grupos pequeños, de menos de 20 personas, es posible hacer la visita son guía. En caso de que el grupo sea mayor, el guía es obligatorio. Los grupos no pueden superar nunca los 50 visitantes y hay tarifas especiales si son más de 25. Es mejor consultar directamente con los guías estas tarifas.
El precio de la entrada dependerá de si se hace con o sin guía. Hay precios reducidos para jubilados, estudiantes, parados o familias numerosas, por ejemplo. También hay una opción que combina la entrada al monasterio y comida en la hospedería, donde se ha abierto un restaurante en el que degustar la gastronomía típica de la zona.
El monasterio de Poblet es visita obligada si quieres disfrutar de tranquilidad y un entorno fascinante. En cualquier época del año encontrarás paisajes maravillosos y vivirás la emoción de pasear por uno de los conjuntos arquitectónicos más hermosos de la comarca.
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